sábado, 29 de septiembre de 2007

Fantasia oriental


Se enamoró de sus medias, también de su falda con mil pliegues de fantasía. Incluso de la ropa interior, que solo intuía. De una blusa que casi no se veía. Su chaqueta naranja y la docena de dorados botones que la adornaba, de sus labios carnosos, generosos. Esos ojos achinados de magia, su nariz de corte varonil. Boxeadora, seductora. Gráciles pies con zapatillas azules de ballet y esa forma tentadora de llevar la botella.
Una mañana para pasear. Caminar despacio a cualquier lugar. Cruzarse con mil personas… solo andar.
Fragmento de la novela corta: Recuerdos del viejo Zurich.