viernes, 28 de septiembre de 2007

Trescientas cuarenta y seis tejas


En un coloquio sobre arte, uno de los asistentes le pregunto a uno de los artistas que exponía sus obras...
.-Por que le gustan tanto las tejas?
.-Creo que me gustaría ser una gota de lluvia y descansar sobre ellas, o quizás el mismo viento para jugar con sus formas redondas... Podría decir mil respuestas.
Lo cierto es que cada vez se formula una pregunta, la respuesta nos puede dejar indiferentes por la simplicidad de la misma. Pensativos por la profundidad del razonamiento o confusos por la misma explicación. Ahora bien, hay una contestación que nos puede causar perplejidad, por la absurdez de las palabras que la componen. Quizás el que pregunta, provoca esa reacción, donde lo absurdo, lo burdo y lo grotesco se dan la mano.
La verdad es que tienen algo de especiales.