sábado, 22 de septiembre de 2007

Yo soy aquel


El gran mito viviente vuelve otra vez. El siempre eterno Ráphael. Un personaje que nació con una sonrisa perenne y unos gestos que hicieron famosos y tolerables a más de un cómico penoso en sus inicios malabares de la sonrisa fácil. “Yo soy aquel” solía repetir una y otra vez con la americana al hombro y su cara llena de niñez rebelde de los setenta. La prensa con críticas dispares, se dejaba llevar con los movimientos enérgicos de sus manos y sus desmanes ahora recordados.