jueves, 4 de octubre de 2007

Otoño

Según cuentan, en ciertos lugares, hay una época del año, donde suele desparecer el color verde. Como si la misma naturaleza lo hubiera borrado de un plumazo. “Zas… y ya no esta!” La gama cromática se vuelve de unos colores agradables a la vista, a la vez que le sientan bien al alma.
Los ocres, el color tierra, los granates oscuros, los tonos suaves... dorados, amarillos y algún que otro rojizo anegan de lagrimas los ojos del poeta primerizo, mientras su mano temblorosa, hace rimar palabras en una cuartilla blanca en blanco.

“Me pierdo en tus anhelos,
Llenos de bondad y misterio
Camino a pasos largos
Siguiendo tus huellas en el sendero de los ocres imaginarios…
Escribo poemas… entre lágrimas de mis amigos.
Gotitas que sin ser de sangre
Vuelven rojizo mi camino.
Caen mil hojas ocres
Y otras tantas doradas,
Las mece el viento de tu sonrisa,
Mientras alegran mi alma”.

Fragmento de “Ocres… otoños de calma